El Buquebus es el Titanic que comunica Argentina con Uruguay (y viceversa).
Ayer tuve excursión a un pueblecito llamado 'Colonia' que, valga la redundancia, huele muy bien.
En Colonia (y creo que en Uruguay en general) la gente nace con un termo bajo el brazo. TODOS toman mate. Eso sí, menos mal que en las cafeterías también pude conseguir café.
Sigo sin diferenciar el acento argentino del uruguayo, pero lo que sí pude comprobar es que allá hay otro ritmo de vida, una calma inaudita para mis oídos acostumbrados al caos de estos últimos meses en la gran ciudad.
Pero lo que realmente es un lugar diferente es el barco, el ya mencionado 'Buquebus'.
Alguien que sea fotógrafo de retratos se pondría las botas si se propusiera realizar un trabajo sobre personas haciendo la siesta. Como embarcamos a las 9 de la mañana, el 70% de la gente estaba durmiendo en las butacas, la mayoría con la boca abierta, que en las fotos da más risa. El 20% restante se iba al FreeShop a comprar y el 10% estaba en cubierta fumando.
El viaje de vuelta fue un delirio.
Prepararon un concierto de flautas en el Hall principal (que lo confieso, me lo perdí por estar jugando con mis aplicaciones del teléfono). Posteriormente (ahí sí que asistí), en cubierta organizaron una sesión de astronomía en la que te enseñaban cuáles eran las estrellas que se veían, e incluso pude visualizar por primera vez la constelación de Escorpio (mi signo). Qué cosas.
Al final hicieron un concurso en el que sorteaban un binocular (ya lo podrían haber hecho antes de la explicación astral, para poder ver mejor).
Paralelamente, en la cubierta, una niña se improvisó unos cánticos folclóricos, acompañada de un guitarra (que por cierto, tuvo más éxito de asistencia). Era un estilo 'Manzanita Plateá' a la uruguaya.
Y volviendo al mate, para que vean el nivel de popularidad:
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